El sexting consiste en el envío de contenidos de tipo sexual (principalmente fotografías y/o vídeos) producidos generalmente por el propio remitente, a otras personas por medio de teléfonos móviles.
Cabe decir que todo aquello que publicas online o sale de tu propio móvil se convierte en irrecuperable, escapa para siempre de tu control y puede llegar a cualquiera en cualquier momento.
Además la práctica del sexting implica diversos riesgos de carácter psicológico, legal e incluso de la integridad física de los participantes cuya mayoría son menores de edad y no son conscientes de ellos. En esta fase es importante el papel que adquieren tanto los padres como los educadores para prevenir este tipo de comportamiento en los menores.
El sexting es consecuencia de los avances tecnológicos que facilitan nuevas formas de interacción social. A lo largo de la historia de los sistemas de comunicación, siempre se han intercambiado mensajes con contenido sexual. No obstante, las NTIC permiten la comunicación mediante imágenes y vídeos, los cuales son más explícitos y tienen un mayor impacto. El peligro novedoso del sexting es que ese material puede ser difundido de manera muy fácil y amplia, de manera que el remitente inicial pierde totalmente el control sobre la difusión de dichos contenidos.
Lo que vale la pena analizar, o en principio suponer, es si existen redes dedicadas a la propagación de esta clase de fotos, y si en ello hay implícito un beneficio económico. De manera que, si existe, estaríamos hablando de una nueva forma de lucro.
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